La metodología
Hans Hermann Hoppe siempre ha sido un autor muy polémico y cuyas ideas nunca me han gustado demasiado, pero hasta recientemente nunca le había dedicado demasiadas críticas, centrándome más en criticar a autores de signo contrario que a aquellos que comparten mi denominación introduciendo en ella malas ideas. El motivo de mi cambio de actitud a este respecto está en un auge de la popularidad de Hoppe que creo detectar, al menos entre determinados círculos liberal-libertarios, y que creo que está teniendo una muy mala influencia y esparciendo en ellos muy malas ideas.
Las discusiones de las que surge la idea de hacer este post se han dado principalmente en twitter, por lo que mi idea inicial era hacer un hilo allí. Fue cuando vi la enorme extensión que estaba adquiriendo, superando ampliamente mis predicciones, cuando vi que era inapropiado para esa plataforma y me decidí a llevarlo a una más adaptada a escritos más largos como esta.
El cambio explicado anteriormente tiene una consecuencia negativa, que cuando me decidí a él ya había redactado más de 30 páginas con formato de hilo de twitter, separado en unidades de 280 caracteres. Me planteé reescribirlo por completo, pero al final decidí que el esfuerzo que me suponía excedía los beneficios, con lo que lo publicaré aquí con ese formato.
También por su extensión he decidido dividirlo en dos partes claramente diferenciadas en el hilo y publicarlo en dos posts diferentes: mi crítica a su metodología, y mi crítica a su defensa de la monarquía. Mi intención original era hacer un hilo criticando todos los aspectos incorrectos de su ideología, incluyendo su metaética, su visión del anarcocapitalismo, y las directrices que pide que se sigan en el mundo actual antes de llegar a la anarquía, pero he decidido publicarlo antes de todo eso porque ahora tengo menos tiempo y se alargaría demasiado. No obstante, es probable que en el futuro siga publicando las continuaciones.
Hechas las aclaraciones pertinentes, lo siguiente que haré será copiar el word en el que está todo escrito y pegarlo aquí. A partir de aquí empieza el hilo contra Hoppe.
Lo primero que haré será una breve crítica epistemológica. No suele interesarme estos aspectos porque la mayoría de la gente suele atender a los argumentos cuando son razonables, independientemente de la metodología que use por sistema, pero Hoppe es distinto.
Hoppe usa su metodología como un escudo para rechazar cualquier crítica. Su libro está repleto de casos históricos para apoyar sus ideas, pero cuando alguien viene con datos el responde con un “ah, pero es que a mi me da igual todo lo que me digas, lo mío son verdades a priori”.
Un ejemplo es este debate sobre la tesis de su libro que asegura que la monarquía es la mejor forma de gobierno. Benegas Lynch le presenta datos históricos que refutan sus afirmaciones y Hoppe los despacha con el argumento del tuit anterior.
http://www.hanshoppe.com/wp-content/uploads/publications/benegas.pdf
Así que lo primero es ver que son esas “verdades a priori” y como llega a ellas. Para ello empezaré no con Hoppe, sino con Mises, que es de quien él (cree que) toma su metodología. Pongo el paréntesis porque hay diferencias sustanciales que él no reconoce.
Mises desarrolla su método afirmando que el economista está en una posición privilegiada frente a otros científicos, ya que al ser a la vez investigador y sujeto de la investigación hay cierto conocimiento al que puede acceder por la introspección.
Así llegamos a varios axiomas a partir de los cuales todo lo que se deduzca de forma válida es apodicticamente cierto. Un ejemplo es el axioma de la acción humana: cuando un hombre actúa de forma intencional escogerá siempre lo que valora más frente a lo que valora menos.
Hoppe seguiría un razonamiento aparentemente similar, pero hay una diferencia enorme entre Hoppe y Mises, y es que Hoppe amplía esa certeza apodíctica no a lo que se deduzca de esos axiomas, sino a todo razonamiento que se le ocurra, incluso aunque involucre otras premisas.
Así, para Mises incluso cosas tan evidentes como que el trabajo fatigue no es una certeza apodíptica, sino que es algo que nos desvela la experiencia. La captura es de su libro “La acción humana”.

Lo anterior sería materia de estudio para lo que Mises llamaba “timología”, una disciplina que se encargaría del estudio de las valoraciones de la gente, y cuya base sería el conocimiento adquirido por la experiencia, sin poder deducir nada a priori.
Por ejemplo, la tesis de Hoppe de que “un rey cuidará mejor del país que un presidente, al formar parte de su patrimonio” sería algo materia de la timología, ya que bien podría ser que un presidente valorase más el bien de sus ciudadanos que un rey sus posesiones.
Incluso el propio Hoppe llega a reconocerlo en ocasiones. Si volvemos al artículo que enlacé antes veremos que admite que parte de tres premisas cuyo conocimiento es empírico y no apriorístico, necesarias para que su teoría sea cierta. Realmente hay muchas más que no explicita.

Pero se contradice a si mismo al, en el mismo artículo, afirmar que su teoría no puede de ninguna manera refutarse mediante la experiencia, a pesar de que él mismo reconoce que toda su teoría se basa en conocimiento adquirido mediante la experiencia.
¿Es posible incorporar a tu teoría premisas que no son apriorísticas, sino que son de carácter empírico, y a la vez rechazar cualquier posibilidad de refutarla mostrando evidencia empírica en contrario? Soy incapaz de practicar una gimnasia mental tan avanzada para hacerlo.
¿Cómo explicamos esta flagrante contradicción? Opino que es un sinvergüenza, que le da igual contradecirse constantemente y que nada tenga sentido mientras suficiente gente le tome en serio como para hacer carrera de eso. Evidentemente puede no ser así, es solo una hipótesis.
La solución a la contradicción de Hoppe es tratarlo como si todo lo que dice fueran conclusiones apriorísticas como las que describí antes, exigiéndo a Benegas Lynch que encuentre un error en el razonamiento. Ya vimos por qué eso es hacer trampa, así que no ahondaré en ello.
Lo anterior sería suficiente para justificar el recurrir a la historia para desmontar su libro sin que ningún hoppeano me venga con lo de que “solo caben refutaciones teóricas” en la medida en la que su libro se basa, según el mismo, en premisas de carácter empírico.
No obstante voy a dedicar unos cuantos tuits más a su metodología, porque uno podría pensar que, si bien en este caso se excede, sigue siendo correcta en esencia, y puede aplicarse a otras partes de su obra, y no quiero que quede esa idea en el aire.
En “La ciencia económica y el método austríaco” Hoppe representa la visión de Mises de la economía como una ciencia que tiene más en común con la lógica que con cualquier otra ciencia empírica, y se queja de que se quieran someter sus teoremas a comprobación continua.


Sin embargo, Mises tiene varios pasajes en “La acción humana” que nos hacen pensar que su postura era bastante distinta a la que describe Hoppe. Textualmente “La economía no utiliza el método de la lógica y las matemáticas” contradiciendo directamente a Hoppe

En ese pasaje dice que la diferencia estriba en que la economía “no se limita a formular puros razonamientos apriorísticos, desligados por completo de la realidad” sino que combina conocimiento apriorístico con conocimiento empírico para poder describir la realidad.
Con este pasaje Mises no solo demuestra un conocimiento mucho más profundo de la metodología de la economía del que demuestra Hoppe, sino que también demuestra un conocimiento mucho más profundo de la naturaleza de las matemáticas del que demuestra Hoppe
Y es que para Mises los razonamientos apriorísticos, y en concreto cita la geometría, no ofrecen verdadero conocimiento de la realidad, sino que tan solo nos ofrecen tautologías, conclusiones que se contienen en las propias premisas que asumen.

Su utilidad consiste no en aportarnos conocimiento de la realidad de forma directa, sino simplemente como modelo. La ya mencionada posición privilegiada consistiría en que el praxeologo si puede estar seguro de que ciertas premisas son ciertas, al contrario que el matemático.


Y digo que muestra una comprensión mucho más profunda de las matemáticas porque Hoppe, en su ansia por probar la posibilidad de obtener conocimiento sin necesidad alguna de la experiencia, recurre mucho a ellas como sus aliadas.
El primer ejemplo que vi de eso fue ya en las primeras páginas del “Democracia, el dios que fracasó”, me llamó tanto la atención que lo tuiteé el mismo día que lo leí.
Cualquiera con cierta cultura general arquearía la ceja al leer lo de la línea recta. Eso es así en la geometría euclídea, pero sabemos hace más de un siglo que la geometría euclídea no rige la realidad, que pueden no existir líneas rectas entre dos puntos.
En ese momento no me lancé a su cuello porque pensé que simplemente no habría pensado bien lo que estaba diciendo, y creo que se nota en la redacción el tuit que enlazo. Esto cambia cuando leo “La ciencia económica y el método austriaco”.
Todo en esos fragmentos es puro delirio. El problema no es tan solo que esté negando conocimientos básicos de física de los que ya no hay debate alguno por todas las evidencias que los rodean, sino la manera pueril, infantil y contradictoria de negarlos.
La geometría no es cierta ni falsa sino que solo nos aporta, como decía Mises en las capturas que puse, meras tautologías. Todas sus conclusiones se contienen en las premisas que se asumen, que pueden o no darse en la realidad, y esto último es lo importante.
A la hora de aplicarse a la realidad física es cuando debemos preguntarnos, ¿son ciertos sus axiomas? ¿puede siempre trazarse una recta entre dos puntos? La respuesta a esas no es a priori, sino empírica. Dejo la explicación de Einstein para quien quiera leer algo más.
Hoppe, al ver que efectivamente se ha realizado una comprobación empírica de aquello que el rechaza que se pueda comprobar empíricamente, opta por la salida más absurda, hacer como que no ha pasado nada. Sigue manteniendo que la geometría euclídea rige la realidad.
Y el argumento “Es que en la construcción se usa y no se nos caen las casas” es totalmente lamentable e infantil. Evidentemente se usa en la construcción, porque a esos niveles da resultados prácticamente iguales y es mil veces más simple, pero eso no quiere decir que sea cierto, sino que es útil.
Me recuerda a cuando era un niño pequeño y en mi clase éramos varios los que creíamos que hacer una raíz cuadrada era sacar la mitad a un número, porque sabíamos que la raíz cuadrada de 4 es 2. Hoppe nos diría que efectivamente teníamos razón.
Pero ya no es que el argumento sea absurdo, el problema es que es un argumento que apela a la experiencia, cuando lo que quiere argumentar es justamente que no es necesario recurrir a la experiencia para saber que la geometría euclídea nos da conocimiento de la realidad.
Y no nos lo aporta. ¿Cómo sabemos que la geometría euclídea no es la que se da en el universo, sino que otras geometrías no euclídeas se aproximan más a la realidad? La respuesta es a posteriori, no a priori, necesitamos una comprobación empírica de ese hecho.
Y esto es lo que Mises entiende de las matemáticas, y en concreto de la geometría, y Hoppe no. Aquí es donde entra en juego la posición privilegiada del praxeólogo frente a otros científicos.
Pero volvamos un momento a esta captura, porque alguno pensará haber encontrado una contradicción, ya que aquí Mises dice que los teoremas praxeológicos son similares a los matemáticos, con lo que al final Hoppe sería el que tenía razón en su interpretación de Mises.

Fijaos que aquí, al hablar de una disciplina que se aproximaría a la de las matemáticas, no habla del economista, sino del praxeologo. Para Mises el praxeologo es a la economía lo que el matemático a la física. Es el que desarrolla los modelos que luego aplicarán los economistas.
Hoppe extendería esa certeza del praxeólogo a toda la ciencia económica, y por eso para él no debe someterse a comprobación, y el único papel que juega la historia en la economía es el de ilustrar, como dijo en el artículo que enlacé antes contra B-L, pero para Mises es otro.

Lo que Mises propone no se aleja del método hipotético-deductivo popperiano más que del método apriorístico puro hoppeano. Lo que afirma es que, dadas ciertas premisas que tomamos como ciertas, todo lo que se deduzca válidamente de ellas habrá de ser también cierto.
Pero eso no quiere decir que debamos dar por cierto todo teorema que se nos ocurra, porque, salvo con pocos axiomas concretos donde entra en juego la posición privilegiada del praxeologo, debe comprobarse si las premisas se dan de verdad acudiendo a la experiencia (la historia).
Ni siquiera esos axiomas lo harían contradecirse claramente con el sistema popperiano, puesto que Popper también decía que siempre es necesario partir de ciertos axiomas básicos infalsables, simplemente Popper no estaría de acuerdo con la extensión de los axiomas de Mises.
Creo haber probado que la posición epistemológica de Mises es sutancialmente distinta de la de Hoppe, aunque este diga lo contrario, pero eso no es un argumento potente contra él. Al fin y al cabo, uno bien podría pensar que la posición de Hoppe es más razonable que la de Mises.
Pero no es así. Si acaso incluso la postura de Mises se excede al rechazar la comprobación empírica para aquellas conclusiones que se obtengan directamente de los axiomas de los que habla, por mucho que parezca imposible refutarlos de ninguna manera.
También parecería imposible a alguien que viviese hace más de dos siglos refutar la geometría euclídea, o que dos hechos transcurran en distinto orden según el punto de vista, o que un mismo objeto sea más largo o más corto dependiendo de la velocidad relativa del observador.
Y esto sin entrar en conclusiones aún más extravagantes que se pueden obtener en el ámbito de la física cuántica. Todo eso se veía en ese momento del mismo modo que Mises veía el axioma de la acción humana, y así lo veía Kant, a quien se cita muchas veces como referente de Mises.
El motivo por el que Mises no lo veía así es, creo yo, que él ya había vivido esas revoluciones de la física en el momento en el que empezó a escribir sobre estos temas, y era suficientemente culto y razonable como para no meterse en los berenjenales que se metió Hoppe.
Pero no estoy aquí para criticar a Mises sino a Hoppe, que creo que es mucho más fácil de refutar, así que volveré a él. Hoppe afirma que los razonamientos a priori solo se pueden negar con otro razonamiento a priori, extendiendo mucho la definición de razonamiento a priori.
Para él, una comprobación empírica es imposible. Si el, mediante un razonamiento apriorístico, dice que “si A entonces B” le da igual que se haya dado el evento A un millón de veces a lo largo de la historia, y que en ninguna de esas ocasiones se haya dado B.
Su excusa es que ese millón de veces puede haberse dado un factor C que no se haya tenido en cuenta, que contrarreste a A e impida B. Tengo que resaltar que eso significa en realidad reconocer la validad de la refutación empírica de esa afirmación, aunque Hoppe no lo vea.
Decir “Si A y no C entonces B” es una afirmación totalmente distinta y contradictoria con “Si A entonces B”. Por lo tanto falsar “Si A entonces B” mostrando experiencias históricas en las que se haya dado A pero no B es totalmente posible.
Lo mismo sería aplicable a la afirmación “Si A y no C entonces B”. Bien podríamos encontrar un suceso en el que se diese A y no se diese C y sin embargo siguiese sin darse B.
Uno podría formular la afirmación de forma que se protegiese de esto haciéndola menos precisa. Se podría sustituir el “entonces” por un “tenderá a ocurrir” y el “no C (entendiendo C por algo concreto) por un genérico “y no se da ninguna circunstancia que contrarreste el efecto”.
Pero incluso así, el hecho de que se haya dado un millón de veces A y que ninguna de esas veces se haya dado B haría a cualquier persona razonable replantearse si la afirmación es correcta o no. En todo caso esto solo debería volvernos más escépticos, no más dogmáticos.
Nuestra incapacidad para reconocer todos los posibles factores que afectan a esa causalidad nos debería volver más cautos a la hora de valorar la evidencia empírica, pero nunca a desecharla y aceptar acríticamente cualquier afirmación que se contradiga sistemáticamente con ella.
Pongamos un ejemplo concreto, sacado del “¿Qué es la propiedad?” de Proudhon. En este libro Proudhon dice que la propiedad lleva a la muerte, ya que sostiene como ley económica irrefutable que es imposible que alguien sobreviva si no gana más de lo que invierte en producir.
Similar a la plusvalía marxista, argumenta que cuando alguien obtiene capital por un precio X y paga un salario Y para que otros trabajen sobre él, si vende el resultado por un precio superior a X+Y, se queda con parte del valor que correspondía a los trabajadores o proveedores.
Al no obtener en forma de salario tanto dinero como el valor del trabajo que invirtieron en la producción del bien que vende su patrón, los trabajadores están abocados a la muerte por inanición.
Pregunta: ¿necesitamos encontrar un error lógico para rechazar el razonamiento?
Evidentemente no, aunque no seamos capaces de ver un error en ese razonamiento el simple hecho de que la propiedad exista y de que la humanidad no se haya extinguido es suficiente para refutarlo. Esto mismo es aplicable a los ejemplos de verdad a priori que pone Hoppe.
Y es que, incluso si admitiese que puede haber razonamientos a priori que nos aporten conocimiento de la realidad, la posibilidad de hacer razonamientos errados es igual a la de malinterpretar hechos históricos, ¿por qué priorizar una forma de obtener conocimiento sobre otra?
Hoppe habla del conocimiento a priori como si se escribiera en piedra, como si fuera inverificable una vez se formula, pero incluso en su sistema está sometido a permanente verificación igual que el conocimiento a posteriori, ya que uno puede errar en sus razonamientos.
Por lo tanto Hoppe tiene que admitir (y admite en ocasiones) que cualquier razonamiento a priori que haga puede refutarse mediante otro razonamiento a priori, de la misma manera que una afirmación a posteriori puede refutarse tanto con otra a posteriori como con una a priori.
Admitiendo que un razonamiento a priori es tan falible como las conclusiones que podamos sacar de la evidencia empírica, no hay nada que pueda convertir sus interacciones en una vía de una única dirección, uno tiene que admitir la posibilidad de contrastar ambos.
Por lo que he escrito hasta ahora, uno podría asimilarme con el falsacionismo de Popper, y es cierto que comparto cosas con él. A efectos de este hilo, esto es irrelevante, porque uno no tiene que tener razón sobre algo para refutar a quien tampoco la tiene.
Dicho esto, quiero pararme un poco a analizar la critica que Hoppe hace a esta corriente en concreto, agrupándolas en un cajón de sastre llamado “empirismo”. No me pararé a analizar si es correcto o no meterlas en el mismo saco, me limitaré a la validez de la crítica.
Hoppe dice haber encontrado una contradicción: Si la afirmación central del empirismo es que todo conocimiento empírico tiene que ser verificable o falsable por la experiencia, mientras que el conocimiento analítico no aporta directamente conocimiento sobre la realidad.



Partiendo de eso, esa misma afirmación ¿es analítica o empírica? pregunta Hoppe. La respuesta es que es una afirmación empírica o, usando su terminología, sintética a posteriori.
Y es así porque nunca se ha encontrado ninguna afirmación que sin tener base en la experiencia nos aporte información del mundo real, y porque, y esto es también empírico, jamás habríamos alcanzado nuestro conocimiento actual sin permitir falsarlo.
Hoppe dice que entonces sería una proposición que podría estar equivocada, y así es. Que yo tenga bastante seguridad en que estoy en lo cierto no quita que pueda estar equivocado, y que deba permitir a la gente rebatirme (aunque vayan a fracasar en su intento).
Así es la vida, nebulosa, sin certezas claras a las que acogernos, solo creencias más o menos fundadas y con mayor o menor seguridad de que coincidirán con la verdad, pero siempre con la posibilidad de estar equivocados y de que nos las refuten.
El motivo por el que Hoppe ve esto como inadmisible nos lleva a lo que mencioné a principio del hilo, la necesidad de usar la epistemología como una especie de armadura que le proteja de todas las críticas, que le permita decir “esto es así y jamás nadie podrá contradecirme”. El resto de las capturas es un non-sequitur y no creo que merezca más comentario.
Creo que ya me he excedido demasiado con este apartado así que es hora de dejarlo y pasar al siguiente: La monarquía.
